La acelerada vida que tenemos nos ha obligado a ser cada vez más prácticos. Tenemos que facilitarnos las cosas para poder ir más rápido. Uno de los tantos ejemplos de esto es el white paper.
El uso de white papers no es reciente, hasta se podría decir que son una evolución de los antiguos manifiestos. Su aplicación tampoco es limitada, pueden ser utilizados en cualquier área, para cualquier tema. Algunos de sus usos más frecuentes son en el gobierno, en la mercadotecnia, en los negocios y en la tecnología; siendo el gobierno en donde surgieron los primeros white papers.
Los white papers deben ser concisos, aunque en realidad, la extensión dependerá de la complejidad del tema. La finalidad siempre será la misma, generar interés en la comunidad a la que está dirigido, y convencerlos. En comparación con un buen libro, deben enganchar desde el título, e ir llamando la atención más y más conforme se va avanzando. La diferencia será la mayor brevedad posible para lograr el objetivo de convencimiento también a la brevedad.
En general, en el white paper se describen propuestas de solución a algún o algunos problemas de un tema en específico. Se habla del tema, de los problemas y las soluciones propuestas, así como de los efectos. Todo el contenido es clave y está pensado en la comunidad a la que debe convencer.
El white paper en los negocios y tecnología, áreas que hoy van muy de la mano, es utilizado regularmente para convencer sobre un producto, servicio o resultado en general, a inversionistas, socios, clientes, usuarios, entre otros. Un ejemplo en los últimos años son las ya famosas startups, que principalmente buscan convencer inversionistas. Y para el caso de la financiación mediante las también famosas ICO, el white paper es fundamental.
Las plataformas de crowdfunding ofrecen herramientas o estructuras para dar a conocer los proyectos, las cuales también están enfocadas a convencer a los inversionistas, mecenas o promotores en general, según sea el caso, sin embargo, esto no sustituye un white paper. Ambos pueden, y en específico el white paper, debe existir. La información del proyecto cargada en la plataforma está ligada a dicha plataforma y depende de ésta y de su forma de navegar y de mostrar la información, así como de las vigencias que se manejen.
El white paper está completamente ligado a su o sus autores, revela la formalidad del trabajo, es relativamente lineal para una rápida revisión y prácticamente se puede distribuir por cualquier medio. Lo cual lo hace una herramienta práctica para sus efectos.
Un caso más concreto y muy conocido de white paper que ha trascendido e incluso ha sido traducido a varios idiomas, es el de Bitcoin.
Este white paper no estaba dirigido a inversionistas, sino a un grupo de cypherpunks que seguramente les interesaría el tema, les sería de gran utilidad y por lo tanto podrían apoyar, adoptar y utilizar, pues habla de un sistema de efectivo electrónico que incluye la solución a problemas que presentaban sistemas de este tipo, como el doble gasto.
Y así, con un white paper, se comenzó a consolidar el mundo de los activos virtuales y se dio a conocer la tecnología blockchain que, en conjunto con otras tecnologías, puede tener una infinidad de aplicaciones. Ambos aun con obstáculos por superar, parecen tener un futuro prometedor.
Como complemento y lectura recomendada, en https://bitcoin.org/es/bitcoin-documento se encuentra el white paper original de Bitcoin, así como algunas de sus versiones traducidas a otros idiomas.
También se pueden revisar algunas plataformas de crowdfunding, de las cuales hoy existe una gran cantidad y se encuentran fácilmente en internet. Una de las más conocidas internacionalmente es KICKSTARTER (www.kickstarter.com) y una de origen mexicano es Snowball (www.snowball.mx).